NUEVA YORK._ En la limpieza, antes y después del despegue de cientos de aviones en el aeropuerto internacional John F. Kennedy de esta ciudad, trabajan docenas de dominicanos contratados por empresas que son subcontratistas de las principales líneas aéreas internacionales. Víctor Núñez y Víctor Santos, son dos de ellos.
Núñez, de 57 años de edad, lleva 33 en ese trabajo y nunca antes se había sentido tan temeroso por su seguridad física y salud, como ahora.
El miedo, se debe a los casos recientes de ébola que se han detectado en Nueva York, además de las docenas de viajeros sospechosos del virus que regresan de países de Africa Occidental como Liberia, Sierra Leona y Guinea.
Núñez, maneja un montacargas en la terminal 4, un área con el mayor cúmulo de vuelos internacionales. Por ahí, también aterrizan los aviones que vienen desde el Occidente de Africa.
El dominicano, naturalizado estadounidense, dice que antes, con el fruto de su trabajo, podía comprarles ropas y zapatos a sus hijos y le quedaba suficiente para darse un paseo por Atlantic City.
"Pero, los tiempos han cambiado", sostiene Núñez.
Parte de su labor, es la de poner comidas y bebidas a cuatro o cinco aviones, durante su turno regular. Y entre esos aviones, los hay que proceden de Nigeria.
No hay vuelos directos entre Estados Unidos y los países africanos con casos de ébola, pero en el horario de Núñez y Santos, les agregaron naves de la línea africana Arik, negándose ambos a subir, debido al miedo por el contagio con el ébola.
La decisión de ambos dominicanos, fue horas antes de que se comenzaran a difundir las primeras informaciones sobre los casos de ébola en Nueva York, a partir del 16 de octubre de este año.
Desde que comenzó el brote en septiembre, habían trabajado en unos ocho aviones.
De los 33 años que lleva en el trabajo, 17 los ha trabajado en el aeropuerto La Guardia y Santos, 16 en diferentes compañías. Conoce bien el diseño de muchos aviones. Trabaja rápido y sin problemas, debido a su larga experiencia.
Ha sido reconocido en numerosas ocasiones como Empleado del Mes y en una pared de su casa, en Elmhurst (Queens), cuelgan placas y pergaminos como testimonio de los reconocimientos.
Es padre de tres hijos y tiene un nieto.
"Si conseguimos una infección, es probable que se infecte toda la familia", dijo Núñez. "Necesitamos protección, porque no sabemos lo que vienen en los aviones, nadie lo sabe."
Un día después que él se negó a subir sin protección a uno de los aviones, el doctor Craig Spencer, fue ingresado en el hospital Bellevue como paciente de ébola, aunque sobrevivió a los primeros efectos del virus.
Núñez, critica los guantes azules de látex (goma), que provee a sus empleados la empresa LSG Sky Chefs, para la cual trabaja y que produce 532 millones de raciones de comidas para pasajeros y tripulaciones de más de 300 aerolíneas en un año.
La empresa dijo que mantiene los más rigurosos estándares de protección y sigue al pie de la letra, las directrices del Centro de Control de Enfermedades Contagiosas (CDC) con sede en Atlanta.
Núñez, conduce un camión para llevar las comidas por la parte delantera de los aviones y Santos, lo hace en la parte trasera.
Después de levantar las cargas de los carros metálicos, cada uno de ellos sube a bordo y colocan los contenedores con los nuevos servicios, llevándose lo que han tirado los pasajeros que consumieron las raciones y la basura, en la que a veces, aparecen todo tipo de líquidos, incluyendo los que se derraman y que ellos tienen que recoger.
Explica Núñez que a veces, se derraman todo tipo de líquidos, entre los que podría haber vómitos de pasajeros enfermos, con posibilidades de que se trate del ébola.
"Necesitamos trajes especiales y mejores guantes", reclama el empleado dominicano.
Después que hizo la petición, la empresa les dio más protección desde el mes pasado.
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