Jan Koum y Brian Acton son los chicos de moda en Silicon Valley. Poco o nada se sabía de los los fundadores de WhatsApp
hasta que Facebook anunció su multimillonaria compra a mediados de
febrero. A partir de ese momento, hemos ido conociendo detalles de su
biografía, a cada cual más interesante o curioso. El último, el
sorprendente modelo de móvil que utilizan, algo que dice mucho de ellos y
de su filosofía empresarial.
Así, hemos descubierto que Jan
Koum era un inmigrante ucraniano que apenas
sabía nada de inglés cuando
llegó a EEUU, que tuvo que vivir de ayudas sociales junto con su madre y
que no pudo estudiar ninguna carrera universitaria. Simbólicamente
firmó el contrato de venta de su empresa a la red social de Facebook,
por unos 19.000 millones de dólares, en la misma oficina de la seguridad
social en la que recibía vales de comida para poder subsistir.
De Brian Acton sabemos que fue el antiguo jefe de ingenieros de Yahoo,
empresa en la que los dos se conocieron, y que Facebook no quiso
contratarle en 2009, por lo que decidió liarse la manta a la cabeza y
fundar WhatsApp junto a su amigo y socio.
[Relacionado: Para qué quiere Facebook una app como Whatsapp?]
Lo último que acabamos de conocer sobre este par viene de la mano del
bloguero del Financial Times
Tim Bradshaw, que les vio en un café de San Francisco llevando dos vetustos móviles. En concreto, dos Nokia del año 2009 y 2010.
Toda una sorpresa: los dirigentes de una de las compañías más punteras
de Internet no llevan en su bolsillo un poderoso Galaxy S4 o el último
modelo de iPhone, sino una antigualla.
Pero este detalle no es un gesto de humildad a lo can Barça ni
obedece a un voto de pobreza a lo monje franciscano. Es simplemente un
ejemplo de la inteligencia de Koum y Acton, que parecen tener siempre
presente que la gran mayoría de sus usuarios no tienen teléfonos de alta
gama, y quieren vivir la experiencia WhatsApp como ellos.
Es más, muchos de los que todavía no tienen ni siquiera acceso a
Internet en su móvil, ciudadanos de países como India, China o Brasil,
accederán a la Red en su teléfono (y a WhatsApp) con terminales viejos
como los que los chicos de oro de Silicon Valley llevan en su bolsillo.
Con ellos, pueden ver el mundo como sus futuros clientes y de esta
forma, entenderles y complacerles mejor.
Esa perspectiva ‘real’ que les dan los Nokia antiguos les permite crear actualizaciones que no saturen los teléfonos más viejos,
justo al contrario de lo que hacen compañías como Google o Apple, que
parecen abrazar con fervor la obsolescencia programada: sacan
actualizaciones de software que solo funcionan en los últimos modelos,
obligando así a los consumidores a invertir una importante cantidad de
dinero en un nuevo móvil cada dos o tres años.
Tim Bradshaw ha llamado a este detalle ‘El arma secreta de WhatsApp’.
Suena un pelín exagerado, pero nadie puede negar que el compromiso de
Koum y Acton con sus usuarios es muy elevado, y que ahí reside una de
los pilares de su éxito.
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