La
mañana de este sábado, aproximadamente a las 9:30 AM, mientras conducía
por la calle Sánchez, de la Ciudad Colonial, en dirección al malecón
(Norte-Sur), al llegar a la intersección con Padre Billini, por suerte
el instinto de conservación me hizo detener al escuchar una bocina, un
vehículo que se dirigir de Oeste a Este por la vía perpendicular me dejó
azorado entonces por su gran velocidad.
Era el maestro Ramón Orlando, a quien pude distinguir, tocado con su característico sombrero puesto mientras manejaba el bólido.
Un
transeúnte envejeciente, de esos que son típicos de la "zona", me
observó que el imprudente conductor hablaba por su celular mientras
ponía en peligro su vida y la de los demás, yo también había constatado
ese agravante.
Precisamente,
al momento de correr este gran riesgo de colisión, escuchaba el
programa de merengues de los años 80 que conduce el locutor "El César", a
través de Neón 89.3, donde el historiador musical Ismael Hernández
recreaba la trayectoria y versiones del celebrado merengue "Compadre
Pedro Juan", del inmortal Luis Alberty.
Paradójico,
porque Ramón Orlando es quizás la máxima figura en cuanto a despliegue y
capacidad musical de entre los protagonistas de los inolvidables años
80 en el merengue.
Lo
cierto es que lo menos que uno esperaría es que un artista de formación
tan elevada como Ramón, ya en su etapa de madurez y con una vida
espiritual activa, incurra en estas impertinencias mundanas.
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