Un conjunto de ciudadanos se opuso abiertamente al pedido de libertad solicitada por el condenado Mario José Redondo Llenas, autor en 1996 de la muerte cruel y sádica del niño de 12 años José Rafael Llenas Aybar, cuyo cuerpo fue hallado atado de pies y manos, y acuchillado 34 veces, en un arroyo del municipio Santo Domingo Este.
El pedido de libertad de Redondo Llenas, cuando se cumplen 15 años de su prisión, está pautado para conocerse el próximo 5 de noviembre frente al magistrado Juez de Ejecución de la Pena del Departamento Judicial de San Pedro de Macorís.
Mediante una carta dirigida, además, a los jueces de la Suprema Corte de Justicia, al Procurador General de la República, a las autoridades penitenciaras y a la sociedad en general, los firmantes recuerdan que la experticia psiquiátrica practicada en su momento determinó que Redondo Llenas padece “un trastorno de personalidad” de carácter irreversible; “es decir, que no regenera”.
Junto al coautor del crimen, Juan Manuel Moliné Rodríguez, Redondo Llenas purga condena hace 15 años en la Cárcel de Najayo-Hombres, ubicada en la comunidad de Najayo, San Cristóbal, donde se dio a la tarea de escribir un libro de concienciación intitulado “Un Complicado Binomio: Prisión y Educación”.
“El cumplimiento íntegro a 30 años de su condena no es suficiente para purgar su culpa y mucho menos para darle a la sociedad la seguridad de que este peligroso criminal no volverá a atentar contra la vida humana como lo hizo con su primo hermano José Rafael Llenas Aybar, un niño inocente a quien vio nacer y crecer de forma cercana, y a quien debió tratar como a un hermano menor; sin embargo, no tuvo compasión para darle una muerte sádica, cruel y horrenda”, dicen los ciudadanos preocupados por el caso.
Hacen notar que durante el juicio de Primera Instancia y en la Corte de Apelación, Redondo Llenas exhibió una conducta “fría, insensible y manipuladora”; nunca mostró arrepentimiento ni explicó porqué cometió el hecho.
Destacan los autores de la carta abierta que la alegada buena conducta observada por el interno no es más que una argucia para engañar y lograr salir de la cárcel antes de tiempo.
“Las autoridades deben tomar en cuenta la repulsa que causaría la liberación de estos dos delincuentes, y de manera particular la del solicitante Mario José Redondo Llenas, y el riesgo de que una vez en libertad cometan otro crimen como éste. Es por ello que a Juan Manuel Moliné Rodríguez, coautor del crimen, se le ha negado la libertad condicional en las dos ocasiones en que la ha solicitado al Juez de la Ejecución de la Pena de San Cristóbal”.
Dijeron esperar que la decisión frente al pedido de libertad sea rechazado para mantener en prisión al prevenido hasta el fiel cumplimiento de la pena impuesta y que prime por sobre todas la cosas, “la necesidad de que la sociedad sea resarcida de este bochornoso crimen”.
Dicen que la libertad de Redondo Llenas, si se produjese, sería un mal mensaje a la sociedad y un signo de debilidad de la justicia, “que podría acarrear consecuencias desastrosas por lo que pueda ocurrir en el futuro, además de que se estaría contribuyendo a que la sociedad se sienta desprotegida y se sumerja aún más en el temor y la inseguridad que crean las actuaciones de individuos como Mario José Redondo Llenas.
Redondo Llenas muestra arrepentimiento y busca salir de prisión
“En esta vida hay cosas que no se pagan”. Son palabras de Mario José Redondo Llenas en la parte final de una carta que dirige al director de El Nuevo Diario como parte de las motivaciones de una solicitud de libertad condicional, presentada por ante el Juez de la Ejecución de la Pena de la Cámara Penal de San Pedro de Macorís.
Redondo Llenas, condenado a la pena máxima de 30 años de prisión por el macabro asesinato del niño José Rafael Llenas Aybar, en 1996, expresa una serie de consideraciones de cuestiones jurídicas, humanas y de rehabilitación sobre el caso que le envuelve.
El recluso dice que más allá de los requerimientos de ley reúne las condiciones “reconocidas y verificables” para optar por la libertad condicional.
Pero antes, en la misma comunicación, afirma que vive con cuotas de dolor y lágrimas en el alma.
Él mismo define de “horrible tragedia” la muerte de su primo José Rafael Redondo Llenas, que sembró dolor en los corazones de su entorno familiar, llegando a fracturar –reconoce- la unidad de la familia y que generó profunda pena en el seno de toda la sociedad.
Sobre los padres de la víctima, sus tíos José Rafael Llenas e Ileana Aybar, Mario José afirma que no pasa un día sin que piense en ellos, “siempre con dolor, atormentado por el carácter irreparable del daño provocado.”
Luego de varios días de desaparecido, el cadáver de José Rafael Llenas Aybar fue encontrado con 34 puñaladas, el 4 de mayo del 1996, en el arroyo Lebrón, del Kilómetro 24 de la autopista Duarte.
Se recuerda que en septiembre del 2011 el juez de Ejecución de la Pena de San Cristóbal reconoció el derecho de Redondo Llenas a escribir artículos de opinión para un portal digital.
La decisión del magistrado Willys de Jesús Núñez se produjo por un recurso de amparo sometido por Redondo Llenas, luego que la Dirección de Prisiones le notificara al recluso que no podía escribir para la prensa.
Una gruesa documentación que soporta la solicitud de libertad condicional, copia entregada a este diario, reportan una serie de condiciones a favor de Llenas Aybar, como son reconocimientos, copias de cheques recibidos como pagos que le hizo el INFOTEP como instructor en varios cursos, carta de buena evaluación de la Pastoral Juvenil, de la Oficina Civil de la Cárcel Modelo de Najayo y certificación de buena conducta de la Dirección General de Prisiones, entre otras.
La audiencia de la solicitud de libertad condicional sería conocida el próximo 5 de noviembre.
Al cómplice de Redondo Llenas en el crimen, Juan Manuel Moliné Rodríguez, le han negado la libertad condicional en dos ocasiones.
A continuación la comunicación in extensa dirigida por Mario José Redondo Llenas a nuestro director, Persio Maldonado:
Octubre 15, 2013
Señor
Persio Maldonado
Su Despacho
Ciudad
Distinguido señor Maldonado:
Con sentidas excusas por ocupar su valioso tiempo, inicio estas sencillas líneas dando constancia de mi plena conciencia sobre sus muchas ocupaciones, su capacidad crítica, su compromiso social. Adjunto podrá encontrar una compilación de documentos que sirven de soporte a la solicitud de un ajuste en las condiciones en que debo cumplir condena que respetuosamente entiendo podría facilitar su más completa información y la de los que se benefician con sus contribuciones.
Desde el presidio en el que me inicié recién cumplidos los 19 años, agonizante en espíritu y voluntad como resultado de muy malas decisiones y abrumadoramente corrosivas relaciones, durante más de 17 años he sido testigo de iniciativas por reformas importantes en el campo de la administración de justicia.
Favor permitirme afirmar que no soy ajeno a las preocupaciones que los dominicanos derivan de la degradación del sentido de seguridad cuyas consecuencias prácticas lastiman a muchos y preocupan a todos. A través de los barrotes he experimentado el clamor colectivo a favor de esfuerzos en las coordenadas de la presunción, persecución, sanción y corrección de la conducta criminal, tal y como lo pauta la ciencia y lo prevé la ley. Las debilidades que pueden acusar estos cuatro ejes fundamentales y sus consecuencias, se sabe bien, generan desconfianza y desesperación del colectivo social que finalmente lo que quiere es vivir en paz.
En mi caso particular vivo con inconmensurables cuotas de dolor, lágrimas en el alma, consecuencia natural de mi vinculación con la horrible tragedia que acabó con la vida mi primo, sembró dolor en los corazones de mi gente hasta el punto de lo insoportable, fracturó la unidad de mi familia y generó profunda pena en el seno de la sociedad dominicana.
Los pasillos del sistema de correcciones de un país, en especial para un joven que todavía no rebasaba la adolescencia, tienden a ser laberintos sin salida. Con Dios, familia, amigos y abundantes generosidades anónimas, de la mano de enormes cuotas de dedicación personal he sabido una y otra vez, optar y ayudar a otros a optar por la alternativa buena en el contexto de la realidad penitenciaria dominicana. Se puede afirmar que me he formado académicamente, incluyendo el plano técnico, cabiendo destacar el hecho de que tengo más de un grado universitario.
En el plano laboral me he dedicado con cabeza y corazón a la formación de adultos, incluyendo publicaciones profesionales, al punto que debo también agradecer que oficiales y privados hasta han entendido oportuno distinguirme. Con toda humildad puedo afirmar que no hay espacio para dudas, ayudando me he ayudado y en el proceso he acumulado una larga lista de afectos, intenciones y genuinas amistades forjadas al calor de la adversidad.
¿Cómo cerrar estas líneas sin hacer mención directa de mis tíos José Rafael e lleana? No ha pasado un día durante estos muchos míos sin que los piense más de una vez, siempre con dolor, atormentado por el carácter irreparable del daño provocado.
Finalmente, con todo respeto, le comparto que también me he preguntado si se debe dar seguimiento de implementación a las distintas normativas legales aplicables a alguien que, como yo, más allá de los requerimientos de ley, reúne condiciones reconocidas y verificables de forma objetiva. La consideración de los sentimientos de mis tíos, padres, todos mis seres queridos y el ánimo social hace que no haya respuestas fáciles. De lo que con toda consideración no tengo dudas es que en este caso, como en todos, los aportes que pueden hacer el odio y el rencor, independientemente de que se trata de impulsos humanos, muy humanos, son limitadísimos y fugaces por definición. Alguien de gran sabiduría hace tiempo señalo que la vida nos enseña que no existen santos sin pasado ni pecadores sin futuro.
Elijo con máximo respeto seguir construyendo, compartiendo, aportando a una convicción de penitencia que no se agota, que no se conforma. Aceptando humildemente que en esta vida hay cosas que no se pagan. En fin, un compromiso que nace en la conciencia y dura para toda la vida.
Con ese ánimo y confiado en Dios termino estas letras y comienzo este proceso.
De la mayor consideración,
Mario José Redondo Llenas
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