HOUSTON (AP) — José de Jesús Gallegos Alvarez, un mexicano que se hizo rico en el negocio de la construcción, había vivido siete años en los suburbios de Houston, donde construyó una mansión a su gusto rodeada de una fosa con agua de un azul resplandeciente.
Falleció a principios de marzo bajo una lluvia de balas milímetro 9, asesinado apenas ocho días después de haber regresado a su país para servir como ministro de turismo del estado de Jalisco.
Dos sicarios persiguieron y balearon a este hombre de 47 años, padre de tres hijos, cuando era transportado en una camioneta del gobierno. Las autoridades mexicanas dijeron que el asesinato del 9 de marzo estuvo probablemente vinculado con actividades "comerciales privadas" y no con su papel de secretario de turismo de Jalisco, estado donde se encuentran Puerto Vallarta y Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México.
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