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jueves, 18 de diciembre de 2014

Galleros dominicanos se declaran culpables por peleas ilegales en galleras clandestinas

NUEVA YORK._ Dos galleros dominicanos, Moisés Cruz y Manuel Cruz, de 71 y 60 años de edad respectivamente, se declararon culpables por promover peleas de gallos ilegales en galleras clandestinas que mantenían en una granja del condado Ulster y en el sótano de una casa en Queens.
Un comunicado del Procurador General del Estado, Eric Schneiderman, informa que los Cruz, junto con otros cómplices, formaban parte de una red que organizaba las peleas en tres condados del estado y cayeron en el operativo denominado "Angry Birds" (Pájaros Enojados).
La fiscalía estatal dijo que se trataba de la mayor operación en su género, hasta el momento de los arrestos. Los Cruz, serán sentenciados el próximo 26 de febrero del 2015.
En el acuerdo de culpabilidad, aceptaron ser sentenciados a nueve meses en la cárcel y la prohibición de no volver a bregar con animales en el futuro.
"Las peleas de gallos es una práctica cruel, abusiva y barbárica. Se tortura a los animales, se pone en peligro la salud y la seguridad de nuestras comunidades y facilitan otros delitos ", dijo el Fiscal General Schneiderman. "Estamos haciendo rendir cuentas a quienes criaban los animales para dedicarlos a este deporte ilegal, operaban salas de juego ilegales y traficaban los animales a la ciudad de Nueva York. Mi oficina, junto con nuestros socios en la aplicación de la ley y agencias dedicadas el bienestar de los animales, se han comprometido a poner fin a este deporte sangriento en Nueva York".
Los dos hombres fueron arrestados en febrero, cuando los investigadores del Fiscal General, los funcionarios de la Oficina del Sheriff del condado de Ulster, la Policía Estatal y la policía local, irrumpieron en una granja de 90 acres situada en el 230 de la calle Plattekill Ardonia Road, en el suburbio de Plattekill, operada por los hombres.
Manuel Cruz y su sobrino, Jesús Cruz Méndez, de 37 años, fueron dos de aproximadamente 70 detenidos en los tres condados en dos días. Moisés Cruz fue detenido más tarde en La Florida.
Horas antes de los arrestos, decenas de personas fueron detenidas inicialmente después de una redada en un evento de las peleas de gallos en Queens. Siete de ellos fueron acusados de delito grave de violar la prohibición de peleas de animales. Se declararon culpables en abril.
Los otros acusados son Elisandy González de 45 años de edad, Orlando Bautista (52) , Noel Castillo (67), Edward Medina (42), Francisco Suriel (45), Jeremías Nieves (75) y Samuel Rodríguez (46).
Como parte de la operación, los investigadores allanaron la granja de 90 acres en la que se rescataron más de 4.000 pollos y gallos.
La finca fue registrada previamente como una granja comercial bajo el nombre de CMC Plattikil, Inc., pero se le había cancelado el registro desde el 2010. La finca había funcionado durante años con el pretexto de ser una granja de aves de corral, y sus propietarios escondían cientos de jaulas improvisadas en el centro de la propiedad para evitar ser detectados por los vecinos y la policía.
Manuel Cruz, era el capataz y su ayudante Jesús Cruz, quienes fueron arrestados en la propiedad.
Gallos y pollos se encontraron en condiciones deplorables. Los propietarios cobraban alquiler para alimentar y cuidar a los gallos que fueron criados y entrenados para pelear, para los amantes del sangriento deporte y los dueños de gallos de Nueva York, Long Island, Nueva Jersey, Pennsylvania, Connecticut, Massachusetts.
Ellos enjaulaban, entrenaban y, a veces organizaban peleas de gallos en la finca. Durante años, los gallos criados y entrenados en esa granja eran transportados a eventos de peleas de gallos en el lugar allanado en Queens y a una tienda de animales de Brooklyn que fue allanada también.
Los gallos fueron inyectados con sustancias dopantes, les colocaban garfios afilados en el lugar de sus espuelas naturales y fueron encerrados en un pequeño círculo para hacer apuestas.
Para entrar a las peleas, a los espectadores se les cobraba un derecho de admisión y la tarifa adicional para un asiento en el lugar secreto del sótano donde se organizaban las peleas por las noches.
El alcohol se vendía sin un permiso, y las drogas se utilizaban abiertamente. La banda, tenía personal de seguridad que revisaba a los asistentes, contra vigilancia en el vecindario, cámaras de seguridad y un árbitro pagado.
Los propietarios y los espectadores colocaban las apuestas sobre los resultados de las peleas con montos individuales que llegaban hasta los $10.000 dólares.
Las peleas de gallos son tipificadas como un delito en 50 estados de Estados Unidos.
En Nueva York, las peleas de gallos y la posesión de un gallo en un lugar para combates de esas aves, son delitos graves y cada cargo conlleva una pena máxima de cuatro años en la cárcel y una multa máxima de $25.000.

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