Querer hacerlo todo el primer día
Uno
de los grandes errores es, sin duda, querer probarlo todo durante el
primer día: spinning, pesas, las máquinas elípticas... aunque estés a
tope de motivación, empieza poco a poco y resérvate energías para lo que
queda de semana. De esta manera no solo evitarás unas agujetas
inolvidables, sino que también tendrás tiempo libre para familiarizarte
con el gimnasio. No tengas prisa.
No calentar antes de empezar el entrenamiento
Llegar
un poco antes para calentar te evitará algún que otro susto. No es
ninguna tontería, ya que el calentamiento es la mejor arma contra las
lesiones, al igual que los estiramientos para terminar el día. Si no
sabes cómo hacerlo, no tengas vergüenza y pregunta a algún monitor. Tu
cuerpo te lo agradecerá.
Evitar las pesas
¿Creías que la sala de musculación
solo era para los hombres? Quítate esa idea de la cabeza porque tú
también tendrás que realizar ejercicios con pesas, aunque solo pretendas
adelgazar. Eso sí, no te piques con nadie y empieza de menos a más. Y
ya sabes, si tienes dudas, pregunta al personal del gimnasio.
No registrar tus progresos
Es importante fijarse
objetivos a corto plazo para ganar motivación extra, ya que te ayudará a
no dejar el gym el primer mes. Y para hacerlo, primero necesitarás un
plan de entrenamiento (te lo ofrecen en todos los gimnasios), y
registrar al final del día todo lo que hayas hecho. También deberías
tomarte las medidas y/o pesarte antes de apuntarte al gimnasio para
controlar tus avances.
Saltarse el plan de entrenamiento
Los propios
monitores del gimnasio aumentarán el nivel de tus entrenamientos en
función de tus progresos. En este sentido, por muy duros que puedan
parecer, intenta cumplirlos a raja tabla porque si la intensidad va de
menos a más es por una sencilla razón: si haces siempre lo mismo, el
cuerpo se terminará acostumbrando al esfuerzo, evitando que quemes las
mismas calorías que al principio.
Dedicarle solo un día a la semana
Dejando a un lado
el tema económico, ir al gimnasio solo un día a la semana es casi peor
que no haberse apuntado. Tendrás agujetas y encima no lograrás ningún
resultado. En este sentido, los expertos recomiendan descansar dos días
para que los órganos de tu cuerpo estén en óptimas condiciones la
próxima vez que entrenes. ¡No lo olvides!
El sudor no tiene nada que ver con el peso
El
hecho de que sudes no quiere decir que estés perdiendo peso. Por
ejemplo, en un ejercicio de dos horas se pueden llegar a perder hasta
dos litros de agua y, por lo tanto, pesaríamos dos kilos menos. Sin
embargo, como nos vemos obligados a beber para no deshidratarnos,
volveríamos al mismo peso. La clave es hidratarse bien durante el
ejercicio, ya que así podremos mantener un ritmo adecuado y quemar la
grasa.
Perder el tiempo hablando
El
descanso entre sets es importante y relacionarse con la gente del
gimnasio también, pero no permitas que nada ni nadie te distraiga más de
la cuenta. Lo mejor es dejar el móvil en la taquilla.
Equivocarse con la técnica
Sobre todo al principio es muy normal ver a gente utilizando mal una
máquina o realizando un ejercicio con una postura equivocada. De hecho,
uno de los errores más comunes es el de creer que al aumentar la
inclinación de la elíptica, se queman más calorías. Solo sucederá así si
te puedes mantener de pie sin agarrarte a la máquina.
Descuidar la alimentación
Aunque
te hayas metido una intensa jornada en el gym, eso no quiere decir que
te puedas permitir un bollo para merendar, sobre todo si te has apuntado
con la idea de perder peso. Llevar una buena alimentación es casi tan
importante como cumplir con el plan de entrenamiento. ¡No caigas en la
tentación!
No hay comentarios:
Publicar un comentario