El pánico a volar, un problema que afecta a un tercio de la población mundial, ha llevado a las compañías aéreas a tratar de asistir a estos pasajeros, incluso a bordo del mismo avión, como en el caso de la segunda aerolínea rusa.
"Una de cada tres personas en el mundo sufren aerofobia. Viven en una especie de zona de aislamiento. Su miedo es tan fuerte que no creen que alguien o algo sea capaz de ayudarles a superar el terror que sienten ante la sola idea de subir a bordo de un avión", afirma Alexéi Gervash, director del centro Volamos sin miedo.
Hace siete años, el piloto Gervash apostó por el proyecto de Volamos sin miedo, el primer y único centro en Rusia que, en colaboración con la segunda aerolínea del país, Transaero, auxilia a estas personas para que solucionen su problema.
Tras asistir a miles de personas en cursos presenciales en el aeropuerto moscovita de Sheremétievo, Volamos sin miedo ha creado ahora un video de una hora que los pasajeros de Transaero con aerofobia pueden ver durante el vuelo.
Dos tercios de las personas con aerofobia no vuelan nunca, mientras que el resto lo hace, en la mayoría de los casos, por exigencias de su trabajo o cuando no pueden recurrir a otro medio de transporte.
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