Los dominicanos que viven en zonas urbanas
están cambiando sus hábitos alimenticios tradicionales a un punto tal
que han reducido el consumo de granos de leguminosas, como la
habichuela, en un 60%, reflejándose de manera negativa en la salud, así
lo afirma la doctora Graciela Godoy de Lutz, investigadora del Instituto
Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y
Forestales (IDIAF) y
experta en leguminosas comestibles.
La doctora Godoy lamenta que debido al
desconocimiento de los beneficios a la salud de este alimento, las
personas que más necesitan alimentos nutraceúticos sean los que más lo
rechacen, especialmente las habichuelas rojas, que contienen una mayor
cantidad de antocianinas que le dan el color rojo y son antioxidantes
muy potentes que protegen contra el estrés oxidativo de las células.
De acuerdo a estadísticas del Ministerio de
Agricultura, el consumo de leguminosas ha fluctuado entre 6 a 11 libras
per capita en los últimos tres años, esta cantidad está por debajo de
las recomendaciones nutricionales. En países de Centro y Sur América el
consumo es de 30 a 45 libras per capita de acuerdo a estadísticas de la
Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO). Resultados de estudios sobre el consumo de granos de
leguminosas en México y Costa Rica presenta que el consumo ha
disminuido entre 15 a un 20 %, al sustituirlo por carbohidratos simples
junto a las grasas, que se ha correlacionado con un aumento de
enfermedades crónicas degenerativas, especialmente en las zonas
urbanas.
Las habichuelas, considerada por los
nutricionistas como un súper alimento, posee compuestos bioactivos de
reciente descubrimiento con actividad anticancerígena. El consumo de
habichuelas es recomendado por diferentes sociedades médicas en los
Estados Unidos de América, como fuente de proteínas, vitaminas, así como
de ácido fólico, minerales y fibras solubles e insolubles para el
manejo y prevención de enfermedades crónicas.
La investigadora señala que los factores que han
contribuido a la disminución del consumo de habichuelas en los últimos
diez años son: la falta de promoción sobre los beneficios del consumo
de leguminosa para la salud, la falsa publicidad sobre los supuestos
efectos en artríticos y los cambios en el estilo de vida de la
población.
Entre los componente bioactivos anticancerígenos
de las habichuelas se encuentran los lignanos y saponinas, antioxidantes
que incluyen triterpenoides, flavonoides, inositol, inhibidores de las
proteasas, esteroles entre otros y oligosacáridos que promueven
bacterias beneficiosas en los intestinos y producen ácidos grasos de
cadena corta que protegen las células del colon.
Resultados de meta análisis de las investigaciones
clínicas y epidemiológicas en los últimos 10 años revelan que un
consumo diario, de al menos una taza de habichuelas, incluyendo los
granos, reduce los niveles de azúcar en la sangre, colesterol y
triglicéridos y otros biomarcadores de procesos inflamatorios que
desencadenan enfermedades cardiovasculares, diabetes y algunos tipos de
cáncer como el de mama, colon y próstata.
Muchos dominicanos, que padecen diferentes
enfermedades crónicas, han dejado de consumir habichuelas, en especial
las rojas, con la creencia de que el contenido de purinas de estos
alimentos aumentan los niveles de ácido úrico. Sin embargo,
investigaciones médicas recientes demuestran que las purinas en
alimentos de origen vegetal, como es el caso de las habichuelas rojas,
no aumentan los niveles de ácido úrico por lo que el Colegio
Estadounidense de Reumatología recomienda el consumo de este alimento
como parte de una dieta rica en vegetales y frutas, en pacientes
artríticos.
La doctora Godoy enfatiza en que las habichuelas
son excelentes alimentos integrales, ya que no se procesa ni se le
extrae la cáscara ni el pigmento como se hace con otros cereales. Para
los dominicanos, es relativamente barato en términos de costo por gramo
de proteína, ya que una taza de habichuelas provee hasta un 20% de
proteína y con una libra de granos se pueden servir hasta 6 porciones.
La investigadora agrícola sugiere crear alianzas
entre instituciones gubernamentales y asociaciones de productores,
organizaciones no gubernamentales (ONG’s) para promover un mayor consumo
de este alimento y educar a la población de los beneficios a la salud.
Actualmente, en la Estación Experimental de Arroyo
Loro del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y
Forestales (IDIAF), localizada en San Juan de la Maguana, se dispone de
una amplia colección de variedades de leguminosas comestibles con
granos de diferentes tamaño y coloración, con alto contenido de
antioxidantes y que han sido desarrolladas por los investigadores
dominicanos.
También, se evalúan nuevas variedades
fortificadas, con alto contenido de hierro y zinc. Estas últimas
podrían ser sembradas en San Juan para incluirlas en el desayuno escolar
y así contribuir a corregir el déficit nutricional que causa anemia y
desnutrición a los estudiantes en las zonas empobrecidas del país y, a
la vez, se contribuye con los productores nacionales de leguminosas
comestibles.
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