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sábado, 22 de marzo de 2014

A las tarjetas telefónicas les llega su hora

Lorena Rivas, propietaria de Speed Technology ​​dice que las ventas de tarjetas de teléfono se encuentran en declive. .
Además de perder popularidad algunas siguen bajo investigación
No hay día en que Mayra Pacheco olvide hablar por teléfono a sus familiares en su natal Guatemala.

"Si no lo hago están con el pendiente", dice la vecina de Westlake, que ha venido a una tienda en la calle Alvarado a comprar una "recarga" de diez dólares para su celular y así poder marcar al extranjero.
Pacheco, quien desde hace dos años dejó de ser clienta de las tarjetas prepagadas, asegura que la recarga le permitirá conversar con los suyos por dos horas. "Las tarjetas te roban minutos", afirma.
Criticadas por esconder cargos, saturarse en días feriados y devaluarse sin ser usadas, las tarjetas telefónicas que los inmigrantes adquieren para comunicarse a sus países de origen han perdido popularidad.
Planes que ofrecen cobertura a México y otros países, servicios que eliminaron códigos y tiempos de expiración, así como programas en Internet y las redes sociales, son sus principales competidores.
Un reporte del Centro Pew concluye que los latinos son el grupo más activo en las redes sociales de Internet en este país. El crecimiento en su uso pasó de 72% en 2012, a 80% el año pasado.
Su red favorita: Facebook, actual dueña de la aplicación WhatsApp, una vía cada vez más popular para tener contacto con América Latina. De hecho, el 46.5% de sus usuarios son de origen hispano.
"En un par de años más la tarjeta va a terminar muriendo", anticipa Jessica Poverene, vocera de Boss Revolution, que permite hablar a toda América Latina agregando una cuota a teléfonos fijos o móviles.
La subsidiaria de IDT Corporation presume que cada mes es enlace de 700 millones de minutos de llamadas desde Estados Unidos. Esto, mientras experimenta la desaparición de su sistema de tarjetas.
Lorena Rivas, gerente de la tienda Speed Technology, en la calle Alvarado, ha notado el cambio. "Aquí vienen más por las 'recargas'", menciona. "Antes, de 10 personas tres compraban tarjetas; ahora de 10, sólo una", compara.
Cada semana, su tienda vende unos mil dólares de "recargas" de una sola marca, cifra que no se alcanza ni sumando lo obtenido por todas las tarjetas que cuelgan detrás del mostrador.
Empresas dedicadas a este negocio no quisieron publicar sus cifras, ni comentar respecto a los datos.
KDI, con sede en Cerritos, es una de las compañías que lucha para seguir en el mercado. Su estrategia: plasmar en sus diseños la cultura popular latina (luchadores, cantantes, alimentos, programas de TV).
Según su página de Internet, su tarjeta más solicitada, "Los Temerarios", del conjunto musical azteca, ha vendido más de $20 millones desde su lanzamiento en 2008. No está claro si la tendencia sigue.
Lo cierto es que las autoridades no les quitan la lupa de encima. Un puñado de estas ha pagado millones de dólares en acuerdos extrajudiciales con la Comisión Federal de Comercio (FTC) por no ofrecer los minutos prometidos y esconder cargos adicionales.
Estas mismas irregularidades las detectó Consumer Reports en 2010, al examinar más de 130 tarjetas que se vendían en tiendas, bodegas y gasolineras de Nueva York.
"A veces las tarjetas están detrás de un mostrador y da pena pedirla para comparar", comenta Elena Chávez, vocera de Consumer Reports. "Pero solo así se pueden saber los términos del contrato".
Manuel Puc prefiere llamar a su natal Yucatán con tarjetas prepagadas que le cuestan dos dólares, aún sabiendo que no es lo mejor. "No me gusta probar nada nuevo", dice.

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