NUEVA YORK.- Frente al hospital Bronx Lebanon, hay varias personas esperando taxis. Un auto color verde manzana se detiene y toca bocina para llamar la atención. Una pareja se acerca, mira hacia el interior, duda y se aleja. El taxista se apea del auto y grita: "Vengan, este también es un taxi, úsenlo y váyanse acostumbrando porque este es el taxi del futuro".
La pareja lo obedece y se monta.
Desde hace poco, estos taxis color verde manzana circulan por nuestros barrios. Son los nuevos "Boro Taxis", introducidos por la alcaldía en junio pasado, los cuales tienen permiso legal para recoger pasajeros en la calle y se calcula que le darán servicio a los siete millones de neoyorquinos que viven fuera del distrito central de negocios de Manhattan.
El concepto fue propuesto por el alcalde Michael Bloomberg en su discurso del estado de la ciudad del año 2011 para reducir la desigualdad en el servicio que existe para los residentes y visitantes de El Bronx, Brooklyn, Queens, Staten Island y el norte de Manhattan.
Aunque en la actualidad es ilegal que los taxis sin medallón recojan u ofrezcan servicios a pasajeros en las calles, la Comisión de Taxis y Limosinas estima que más de 100,000 servicios de este tipo son completados cada día.
La ciudad concederá 18,000 licencias para los "Boro Taxi" en tres lotes anuales de 6,000. Además del característico color exterior verde manzana, los vehículos estarán equipados con terminales para cobro con tarjetas de crédito, luces de techo para una mayor visibilidad con señal de disponibilidad, logos únicos que lo identifican como un vehículo con licencia, taxímetros con tarifa normalizada idéntica a la de los amarillos, y dispositivos GPS de localización de vehículos para ayudar con la devolución de los objetos perdidos y recogida automática de datos de viaje.
El sistema busca asegurar que los vehículos sólo realizan servicios fuera del distrito central de negocios de Manhattan.
Quejas de algunos taxistas
El costo de estos artefactos es lo que ha impedido que muchos taxistas sin medallón cambien al nuevo sistema, según consideró Juan Peña, presidente de la base de taxis Súper Class.
"Para muchos choferes, los gastos son más que los beneficios, pero aún así de los 230 carros de esta base se han integrado unos 40", dijo el representante.
Uno de los nuevos boro-taxistas es Roberto Cruz, de 41 años, quien lleva seis años tras el volante, quien aún tiene dudas de cómo el público de los barrios va a recibir el nuevo modelo.
"Ahora tenemos que trabajar con taxímetros, algo con lo cual los pasajeros de los barrios no están acostumbrados, y eso me tiene preocupado", sostuvo Cruz. "Además, a cada pasajero que se monte le tenemos que cobrar 50 centavos como aporte a la ciudad", señaló.
Hasta el momento, Cruz ha gastado $2,040 por el permiso de recoger en la calle, $1,200 por la pintura del carro, y calcula que gastará $400 en los otros equipos.
TLC le dio 90 días a cada transportista para instalar todos los dispositivos que llevarán los autos, entre éstos el taxímetro y la máquina de tarjeta de crédito.
El taxista Domingo Santana, de 43 años, quien lleva cerca de dos años tras el volante, indicó que aún no ha decidido cambiarse al nuevo sistema.
"Todavía le adeudo dinero de mi carro al banco y no cuento con los recursos suficientes para convertirlo en Boro-Taxi", dijo Santana. "Pero también me preocupa cómo va a recibir la población de estas área el costo por taxímetros", señaló.
Pedro Castro, de 47 años, un usuario de taxis de El Bronx, dijo que a la larga a los pasajeros les beneficiará el taxímetro, "ya que los pasajeros de carreras cortas pagarán menos que las tarifas fijas que suelen pagar, pero el de carreras largas verá un aumento, dependiendo del tránsito".
"A mí me da igual", agregó Castro.
Cira Ángeles, portavoz de la Asociación de Dueños de Bases Livery, argumentó que los nuevos taxis "son un camino a la legitimización de la industria, y vienen a permitirles a nuestros taxistas a recoger pasajeros en las calles y con llamadas sin temor de recibir multas".
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