Un edificio de cuatro plantas en proceso de demolición en los confines de la ciudad de Filadelfia se derrumbó el miércoles, ocasionando la muerte de seis personas y lesiones a otras 14, informó el alcalde.
El alcalde Michael Nutter dio una conferencia de prensa en la noche sobre el accidente, la búsqueda y rescate.
Los bomberos habían reportado anteriormente el deceso de una mujer y que había 13 heridos. Las bolsas de cadáveres fueron retiradas de los escombros horas después.
Después de la conferencia de Nutter, los bomberos reportaron el rescate de una mujer de entre los escombros, lo que elevó a 14 la cifra de supervivientes.
El edificio de cuatro pisos se colapsó el miércoles por la mañana.
Varios testigos dijeron que estaban al pendiente de los trabajaos de demolición y se preguntaron cómo los trabajadores seguían con su labor. Dijeron que escucharon un estruendoso sonido inmediatamente antes del colapso.
Los equipos de rescate utilizaron cubos y sus manos para retirar ladrillos y escombros en la búsqueda de sobrevivientes.
Los sobrevivientes fueron llevados a hospitales y presentaban heridas leves.
Varios testigos dijeron haber escuchado un gran ruido tras el colapso.
Verónica Haynes se encontraba en el primer piso de un edificio de apartamentos al otro lado de la calle.
“Miraba por la ventana viendo cómo trabajaban varios hombres en el edificio y de repente escuché un gran ruido”, dijo la mujer. “A continuación vi que se había derrumbado un costado del edificio sobre otro edificio”.
Patrick Glynn y Anthony Soli trabajaban en el tejado de una construcción cercana cuando escucharon un ruido parecido a dos detonaciones potentes. Descendieron inmediatamente por el andamiaje en busca de víctimas y sacaron a dos mujeres y un hombre de los escombros.
Glynn agregó que había visto cómo los trabajadores desmontaban el edificio aledaño al Ejército de Salvación en las últimas semanas y agregó que en su opinión el colapso era inevitable debido a los métodos que utilizaban los albañiles para abatirlo.
“Durante semanas se habían concentrado en los extremos del edificio, abatiendo ladrillos”, dijo. “Era evidente que podía desplomarse en cualquier momento. Sabía que iba a pasar eso”.
Steve Cramer, quien ha estado trabajando durante varios días como lavador de ventanas al otro lado de la calle, dijo que la cuadrilla de demolición dejó un muro divisorio de nueve metros (30 pies) sin refuerzos, lo que comprometió la integridad del edificio.
“Lo estuvimos pronosticando durante la semana pasada: se va a caer, se va a caer”, comentó su compañero de trabajo Dan Gillis.
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