La escasa humedad que hay sobre la piel se congela instantáneamente cuando entra en contacto con ese pequeño bloque congelado y sólo el agua
logrará despegarlos convenientemente.
Eso mismo ocurre, aunque de forma menos acusada, cuando tocamos una cubitera con hielos dentro. Y el efecto es mucho más evidente cuanto mejor conductor del calor sea el material con que ha sido fabricada esa cubitera. Es decir, los dedos quedan más pegados en una de metal que en otra, por ejemplo, de plástico, y en ésta más que en una de madera.
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