Nadie, pero nadie está exento de culpa cuando hablamos de mentir. Los engaños muchas veces nos ayudan a salir de problemas, excusarnos o quedar bien delante de los otros; y cuando de sexo se trata pueden evitar una noche de pasión que no deseamos, hacer sentir mejor a nuestra pareja o hacernos lucir como blancos corderitos cuando por dentro se esconde una verdadera loba.
Y hay mentiras realmente muy populares en este terreno, comenzando por la ya muy desgastada frase “me duele la cabeza” para librarte de una tanda de sexo que no te apetece. Pero además
de esa hay otras.
“Nunca he fingido un orgasmo” es, sin duda, una de ellas y resulta muy difícil creer que siempre a lo largo de tu vida sexual te hayas topado con amantes geniales y nunca jamás hayas necesitado fingir para hacerlos sentir bien. Si esto es real ¡te felicitamos! y te pedimos que mandes el contacto de tus amantes a nuestra redacción para comprobar si es cierto.
“Eres el único que me excita así” es también una mentira frecuente que solo será verdad si ese chico es tu primer amor. Cuando estamos enamoradas o hay una química sexual muy fuerte nos sentimos de este modo, pero, normalmente, en el pasado ha habido otro u otros que han producido el mismo efecto.
“El tamaño no importa” es una de las más repetidas, la verdad es que sí importa: si es muy pequeño no alcanza a complacer, y si es muy grande hace daño. Por ello déjate de engaños y asume que importa el tamaño, el grosor y cómo lo use.
Otras frases falsas de nuestro género en la cama son “no me gustan los juguetes sexuales” y “no me acuesto con alguien si no lo conozco bien“.
Fuente: Derf
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