Cuando el presidente de Alianza Pais Guillermo Moreno se disponía a salir del palacio de justicia de Ciudad Nueva junto con sus abogados, después de que se suspendiera por problemas de la energía eléctrica el conocimiento la objeción interpuesta por Moreno al archivo de la querella contra Leonel Fernández, un grupo de abogados lo abuchearon.
Moreno llegó temprano, y los abogados de Leonel también. Solo faltaba que llegara la luz o que arreglaran la planta eléctrica. Pero ni una cosa ni la otra. Por eso, el juez Román Berroa Hiciano, del Primer Juzgado de la Instrucción, no tuvo otra opción que posponer la audiencia para el viernes 28.
Moreno salió acompañado de sus abogados, Jorge Luis Polanco y Cristóbal Rodríguez. Afuera de la sala donde se conocería la audiencia, decenas de abogados lo esperaban, para luego acompañarlo hasta la salida del edificio, abucheándolo, llamándolo traidor y restregándole un “ruge, ruge el león” que no parecían perturbar al dirigente político que acusa al expresidente Fernández y a su Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) de prevaricación, perjurio y lavado de activos.
“Esta turba, es porque no tienen argumentos para rebatir las pruebas que nosotros presentamos”, dijo Moreno.
“Esta es la mejor evidencia de que Leonel Fernández y su gobierno fueron corruptos, y por eso tienen que venir al Palacio de Justicia a intimidar y a provocar, porque no tienen argumentos para rebatir las pruebas”, dijo el exfiscal del Distrito, cuando finalmente logró salir del Palacio de Justicia, en medio de los abogados que lo burlaban.
Luego de la suspensión, alguien dijo: “llegó la luz”
Y, quizás por una de esas casualidades de la vida, tan solo minutos después de anunciarse la suspensión de la audiencia alguien gritó: “llegó la luz”. Y era cierto. Pero ya Moreno y los defensores de Fernández se habían marchado.
Más de cien abogados de la corriente gremial Dignidad Jurídica coparon la parte frontal y los pasillos de la Fiscalía, en apoyo a su líder, el expresidente.
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