LONDRES.— Después de años de preparativos y un recorrido de 12.900 kilómetros (8.000 millas), la antorcha olímpica llega a Londres.
El infante de marina Martyn Williams se apresta a descender de un helicóptero con la llama olímpica el viernes por la noche dentro de los muros de piedra de la Torre de Londres.
La llegada del comando deposita el símbolo de los juegos en el centro histórico de la ciudad, que había organizado antes de la gran fiesta deportiva en 1948.
Para los londinenses es motivo de entusiasmo.
Los organizadores trataron de engalanar el ambiente. La línea de
subterráneos de Londres presenta grandes signos en colores para señalar las rutas de las sedes olímpicas. Por todos lados se ven avisos con caricaturas para recordar las fechas de los juegos. Se están erigiendo barreras para reservar los carriles exclusivos para los participantes en las olimpíadas.
Pero los juegos ya están a la vuelta de la esquina. Los carteles olímpicos de color rosa, amarillo y verde lima han pintado el rostro a la ciudad. Las rechonchas mascotas, Wenlock y Mandeville, danzan por el centro de Londres tratando de ganar admiradores. Los famosos autobuses londinenses de dos pisos muestran avisos para publicitar las entradas de eventos olímpicos que restan por vender.
Los estadios están prácticamente listos. En la Villa Olímpica, Cuba y Dinamarca fueron los primeros en colgar banderas desde sus balcones. El reloj olímpico en la Plaza Trafalgar ya tiene un solo dígito.
Todo está listo para la gran fiesta deportiva mundial.
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