Un muchacho delgado, de 25 años y seis pies, es hoy el dueño absoluto de la curiosidad humana que se guarece en el confortable techado de la Gran Arena del Cibao, donde actualmente se celebra la edición 32 del Torneo de Baloncesto Superior de Santiago.
El defensa tirador Víctor Liz López, primo de la estrella mimada del Gregorio Urbano Gilbert, Luis Felipe López, es considerado ñpor su admirable desempeño en cancha- “el rostro del baloncesto nacional”, según el cronista deportivo y narrador de baloncesto Santiago Dolciné.
El jugador nativo, practicante de la disciplina que hace delirar con canastazos de tres anotados segunditos antes de sonar la chicharra, registra, según la prensa especializada, mayor puntuación que muchos refuerzos extranjeros. Su promedio de juego es de 30 puntos.
Cada vez que el cotizado jugador Víctor Liz pisa el tabloncillo se embolsilla 40,000 pesos. Se los paga la dirigencia de su equipo, Pueblo Nuevo, patrocinado por Ferretería Ochoa. Juega la posición dos del quinteto el ya famoso hijo de Guillermina López y Víctor Liz, que tiene ofertas para jugar en Venezuela y Puerto Rico.
En ascenso
En la misma cancha donde en temporadas anteriores hicieron historia los tiros de tres de Mauricio Espinal para Sameji y los lances del siempre afable José Abreu, “Bombo”, para Pueblo Nuevo, el joven jugador escribe su historia con letras del brillo trascendente que corona la trayectoria de los grandes Eladio Almonte, “Yayo”; Tony Marte, Ricardito Vásquez, Diómedes Girón, Jesús Martínez, “Bocota”; José Santos Ceballos, entre otros.
Considerado un jugador sano, Liz pertenece a la Selección Nacional de Baloncesto y, representando el país, estuvo en México, donde “volvió loco al equipo de Brasil”, comentó Santiago Dolciné, narrador de los juegos que el público acude a ver en la Arena del Cibao.
“Combina la habilidad para manejar el balón, tiene el toque de buen tirador y es buen defensa”, reconoce Dolciné. El cronista deportivo especializado en baloncesto, Ezequiel Sosa, reconoce en Víctor Liz al jugador “de más desarrollo en los últimos años del baloncesto nacional”. A su juicio, su calidad le ha dado un estatus internacional del Torneo de Baloncesto Superior de Santiago.
Pese a los lauros, el versátil atleta que suele correr y casi volar en la cancha, mantiene los tenis en la tierra. “Practico todo el tiempo, quiero jugar fuera del país y seguir desarrollándome”, expresa bañado en sudor, luego de las fuertes prácticas que tutela el mánager Nelsito Ureña.
(+)
CASI, CASI ES INGENIERO ELÉCTRICO
Liz López fue alumno del colegio Cuerpo de Cristo y las aulas de ingeniería eléctrica de Utesa, academia donde le faltan par de ciclos por cumplir. En la cancha, “driblea” tan bien que es el modelo de la niñez y adolescencia que sueña con descollar en esta disciplina.
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