NUEVA YORK. Con la nieve aún amontonada tras una
fuerte tormenta invernal que amenazó con crear el caos en la ciudad, el
flamante nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, salió de su
vivienda de Brooklyn y comenzó a palear.
“No hay que hacer el esfuerzo con la espalda, hay que levantarla con
las rodillas”, recomendó mientras limpiaba la vereda frente a su casa
del vecindario
de Park Slope.
Poco después salió su hijo adolescente a ayudarlo, provocando una
broma del alcalde, que dijo: “Una calificación de A por el esfuerzo,
pero una D por la puntualidad”.
Frente a la primera prueba de liderazgo sólo dos días después de
haber jurado el cargo, De Blasio respondió con un despliegue de carisma
de ciudadano común — un efectivo acto de arte teatral político— que
hubiera sido inimaginable en su predecesor, el multimillonario Michael
Bloomberg.
“He vivido en Nueva York 70 años y no recuerdo un alcalde que paleara
nieve” destacó Kenneth Sherrill, jubilado catedrático de Ciencias
Políticas del Hunter College. “Varios habrían terminado en emergencia si
lo hubieran intentado”, agregó.
Después de 12 años de Bloomberg, un rígido hombre de negocios, la
tormenta ofreció un vistazo a un nuevo estilo de líder en De Blasio,
además de sus claras diferencias políticas. De Blasio habló de liderar
una conferencia telefónica sobre la tormenta a las 4 de la madrugada.
Se presentó ante los periodistas con pantalones vaqueros anchos. Y
cuando un periodista le preguntó cuánta ropa llevaba puesta para
soportar los 12 grados centígrados bajo cero (-10F), se bajó el cierre
de la chaqueta haciendo un ademán de desvestirse. “¿Desea que siga?”, le
preguntó. Durante su campaña como alcalde, los detractores de De Blasio
señalaron que tenía poca experiencia en administrar una organización
grande.
Dirigió a pocas personas cuando era concejal de la ciudad, y como
defensor público supervisó un presupuesto anual de 2 millones de
dólares. En comparación con el presupuesto anual de Nueva York, de más
de 70.000 millones de dólares. De alguna manera, la tormenta brindó una
oportunidad para que De Blasio demuestre su capacidad gerencial.
El nuevo alcalde emplazó 1.7000 paleadoras de nieve en las calles tan
pronto como comenzó la nevada el jueves por la noche. El viernes por la
madrugada decidió cerrar las escuelas, preocupado por las bajas
temperaturas. Y a media mañana del viernes anunció que todas las
principales arterias y casi todas las vías secundarias de la ciudad
estaban limpias de nieve.
Cuando se le pidió que calificara su primera prueba, dijo: “Con la
información que tengo ahora, doy a todos una A por el extraordinario
esfuerzo y extraordinaria efectividad”.
El comisionado de Recogida de Desperdicios, John Doherty, que ha
trabajado durante casi 50 años en el departamento, dijo que De Blasio no
es muy diferente de otros alcaldes cuando se trata de la nieve. “Desea
que el trabajo se cumpla y quiere que las calles estén limpias”,
destacó.
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