NUEVA YORK._ Numerosas colonias de gatos que abundan en diferentes lugares del Alto Manhattan, el barrio con mayor población dominicana en ultramar del mundo, mantiene en controversia a los nacionales del país caribeño con residentes de otros países.
Los criollos, se oponen a la crianza o aparición de tantos gatos en las calles, patios y solares de los vecindarios de Washington Heights, Inwood y Marble Hill, mientras inmigrantes con una cultura diferente sobre los felinos como europeos de Rusia, Irlanda del Norte y algunos países de Europa del Este, ven la presencia de los gatos como parte de la hospitalidad que esos cuadrúpedos deben tener en cualquier parte del mundo.
Muchos de los gatos que son parte de las colonias, se consideran salvajes, aunque hasta ahora no se conocen reportes oficiales de ataques a humanos.
Los gatos callejeros se mueven desde el Este de Harlem hasta el Alto Manhattan y se les ve frecuentemente comiendo al aire libre o deambulando por las noches.
Los aullidos de esos gatos, son ya familiares entre los moradores del Alto Manhattan.
Entre los defensores de las colonias felinas, están residentes como las señoras Sherri Laurence y Sheila Massey, dos europeas que han establecido puntos de alimentación en lugares como patios de edificios, jardines comunitarios e incluso en la parte trasera de la cárcel Edgcombe situada en la avenida del mismo nombre y próximo al cuartel 33 en la calle 170 y avenida Amsterdam.
Hay guardias de corrección en esa cárcel que se han hecho muy amigos de los gatos, a los que alimentan frecuentemente y hasta les han puesto nombres.
La comida les son puestas en tazones plásticos que han sido colocados en puntos del estacionamiento del centro correccional. Laurence, dijo que fundó una de las primeras colonias de gatos y perros en el Alto Manhattan para cuidarlos, pero declinó revelar los lugares donde mantiene esos animales.
Massey, de 68 años de edad se encarga de cinco colonias alrededor de dos cuadras desde su casa a partir de la calle 162 Oeste y entre quienes la ayudan hay funcionarios de la cárcel y un clérigo del área.
Muchos de los gatos callejeros de las colonias, son capturados, esterilizados (capados) y devueltos a las calles.
Jesse Oldham, Director Administrativo de Asuntos Comunitarios en la Asociación de Protección Animal (ASPCA) dijo que esa entidad trabaja con muchas colonias en la ciudad para poder reubicar hasta unos 5.000 gatos.
Tanto ambas defensoras de los gatos como el funcionario de la ASPCA, denunciaron que hay gentes en el Alto Manhattan que están maltratando a los gatos a los que apedrean y han amenazado con envenenar.
La señora Laurence, una maquilladora de 45 años de edad, adelantó que se trabaja para colocar letreros en las que se advertirá a los residentes que no deben maltratar ni envenenar los gatos.
Tampoco dijo dónde pone la comida a los animales, por temor a que los enojados enemigos de los gatos envenenen los alimentos.
Efraín Rivera de 67 años, residente por décadas en el Alto Manhattan, dijo que "esos gatos están locos y no me acerco a ellos".
Rivera dijo que el argumento de que las colonias de gatos son para exterminar las miles de ratas que también hay en el sector, es falso.
El reverendo dominicano de la iglesia Pentecostal Monte Calvario en la calle 162 y avenida Amsterdam, Porfirio Reyes, se ha sumado al apoyo a las colonias de gatos, permitiendo que en el estacionamiento del templo, se abra un espacio para los animales.
"En la República Dominicana tenemos una cultura diferente, allá matan a los gatos", explicó el pastor.
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