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viernes, 30 de noviembre de 2012

Antibióticos: ¿Valen Para Todo?


No, no valen para todo, pero sin embargo, recurrimos a ellos con demasiada frecuente, lo que puede tener sus consecuencias para la salud. No siempre son necesarios y, en segundo lugar, no los utilizamos de la manera correcta, ya que por ejemplo los antibióticos no están indicados para tratar un simple resfriado. El uso de antibióticos cuando no son necesarios debilita su capacidad para protegernos de infecciones, una
resistencia de las bacterias provocada directamente por su consumo innecesario.
El uso o abuso de los antibióticos tiene su primera, y más importante, consecuencia sobre la salud pública. Así, como han alertado recientemente desde la Organización Mundial de la Salud, OMS, y según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades, el uso inadecuado de los antibióticos ha provocado la aparición de bacterias más resistentes a ellos. No solo disminuye la efectividad del antibiótico, medicamentos para combatir bacterias no virus, sino que en los últimos veinte años no se han descubierto nuevos antibióticos y el número de ellos en investigación también es reducido. Por lo tanto, impulsar el uso correcto de los antibióticos es la mejor manera de evitar la automedicación y de contribuir a que sigan siendo los medicamentos más efectivos de los que disponemos actualmente.
Automedicarse, aunque sabemos que no es lo más aconsejable, es una práctica demasiada habitual, al igual que tener un botiquín en casa para guardar las cajas de los medicamentos que nos sobran. Esto, inevitablemente, lleva a que en muchas ocasiones no prestemos la debida atención a los síntomas y recurramos a lo que tenemos en el botiquín. Y aquí es donde puede empezar la cadena de errores en el uso de los fármacos y, en concreto, de los antibióticos, ya que por ejemplo, no están indicados para combatir los virus, los responsables a su vez de prácticamente 9 de cada 10 irritaciones de garganta y del cien por cien de las gripes. En el caso de infecciones respiratorias, los antibióticos no nos ayudarán a sentirnos mejor, ni curará la infección ni evitará el contagio de otras personas.
Además de utilizarlos siempre con prescripción médica, se debe seguir el tratamiento de manera correcta, en cuanto a dosis, duración y a las horas indicadas por el médico o especialista. Saltarse las dosis, o abandonar el tratamiento antes de tiempo porque pensamos que los síntomas ya han remitido, son los errores más comunes a la hora de tomar antibióticos.
Antibióticos: Reglas de uso
Usar de manera correcta los antibióticos es tan sencillo como seguir unas recomendaciones básicas, y en las que insisten médicos, especialistas y farmacéuticos. En concreto, cinco sencillos consejos pero que se traducirán en evitar que cometamos errores a la hora de tener que tomar medicamentos.
Los antibióticos solo se usan para tratar infecciones provocadas por bacterias, no por virus. Las gripes y los resfriados están causados por virus, así que no se curan con antibióticos.
Los antibióticos no bajan la fiebre ni calman el dolor.
No utilizar un antibiótico por consejo de los familiares o amigos, ya que lo para que un paciente puede ser efectivo, para otro no tiene por qué serlo.
Es el médico el que debe decidir cuándo necesitamos tomar antibióticos. Además, hay que seguir las instrucciones sobre dosis, horarios y duración del tratamiento.
No abandonar el tratamiento antes de tiempo. Si no nos hemos curado bien tendremos más posibilidades de recaer.
Cada antibiótico es para una patología o tratamiento de síntomas en concreto.

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