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miércoles, 23 de julio de 2014

Trece años después el trauma y fantasma del 9 / 11 persiguen al mocano José Ramón

NUEVA YORK._ "No duermo bien, estuve mucho tiempo sin atreverme a abrirle la puerta a nadie, oigo aviones sobrevolando en mi alrededor y nunca había hablado de esto, pero lo hago porque se trata de que es contigo", fueron las dramáticas expresiones del mocano José Ramón Pérez Fernández, quien llegó a Nueva York hace 24 años y ahora, es un sobreviviente del ataque terrorista al Centro Mundial del Comercio, perpetrado por terroristas islámicos, hace más de una década.

En su mente, traía, la realización del llamado Sueño Americano que a partir del 11 de septiembre del 2001, comenzó a convertírsele en una pesadilla, mezcla de trauma y fantasma que a trece años de la asonada terrorista, todavía lo persiguen.
Pérez Fernández, llevaba cuatro años trabajando en la cocina del restaurante "Digimeli" en el primer piso de la torre Norte. Fue reconocido el lunes en la noche por la Oficina Provincial del diputado de Moca Carlos García (Carlitos), por su valor y como sobreviviente del ataque terrorista.
Como cada mañana, llegó a su trabajo, pero nunca se imaginó lo que le esperaba.
"Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, fue cuando oí el estruendo del primer avión, con un ruido increíble en mi cabeza. Ese sonido se perdió con un estruendo increíble, cuando miré para arriba, lo que vi fue un candelaso porque el avión ya se había incrustado dentro del edificio. Me quedé como paralizado", relata Pérez Fernández.
Sin poder detener los sollozos y las lágrimas, el dominicano de 65 años de edad y deshabilitado ya para trabajar, cuenta que no pensó en nada. "La mente se me quedó en blanco, pensé que era un avión que había chocado."
Relata que el shock fue tan grande que quedó un poco paralizado, pero pudo reaccionar y corrió por la calle Church, frente al hotel Hilton. "Cuando iba cruzando y la torre se estaba cayendo a más de la mitad, sentí un fuerte golpe en la espalda, que me empujó hacia adelante, pero pude sostenerme de un carro."
Pérez Fernández dijo que no fue tanto el golpe lo que sintió, sino el fuerte impulso a causa del impacto. No recuerda si le cayó un pedazo de block u otro material, pero desde ese momento sigue lesionado y sufriendo físicamente.
"Pensé que había sido algún carro que me golpeó, seguí caminando, reaccioné y me agaché detrás de una guagua, cuando el polvo estaba cubriendo toda la zona", narra.
"Sentí que me estaba asfixiando, pero siempre hay un sexto sentido y recordé que en Santo Domingo, usamos pañuelos para el sudor y aquí usamos servilletas. Tenía de las Dawny, pero me acordé que cuando se moja un papel o lienzo, se respira mejor. Oriné y por tres veces, me puse los orines en los ojos", agrega Pérez Fernández.
"Los ojos me ardían y atentando a ciegas, pude salir detrás de la gente hasta llegar a Broadway, no podía ver nada y pensé que alguien llevaba alguna luz. Apareció una mujer y me echó agua en una mano que estaba llena de polvo, me pasé las servilletas y comencé a ver con alguna claridad", narra.
Un mes después, Pérez Fernández, comenzó a sentir grandes dolores producto del golpe recibido.
Quedó traumatizado por más de siete años.
"Alguien me preguntó que si estaba vivo, porque me estaban buscando. Tenía miedo de hablar con alguien y un día fue un hombre a mi casa, diciéndome que pertenece al programa 9/11 y me hizo preguntas, llenando un papeleo", recordó Pérez Fernández.
"No le abría la puerta de mi casa a nadie, tenía miedo de que la gente me mencionaría eso, no quería ver un avión, no quería ver televisión", sostuvo, momento en el que las lágrimas volvieron a brotarle.
Posteriormente, una comisión médica lo incluyó en tratamientos, con médicos, psicólogos y enfermeras, hasta al día de hoy.
"Sigo tratándome en el hospital Bellevue", indicó Pérez Fernández.
Todavía no ha recibido ninguna compensación como sobreviviente afectado del 9/11, aunque fue incluido en el programa del presidente Obama para proteger a las víctimas y ahora cuenta con abogados que bregan para conseguirle la compensación que se merece.
-¿El trauma, te sueñas con eso, escuchas explosiones…?
-Yo no quiero hablar de eso, me excusas, no me hagas llorar delante de la gente, expresó dramáticamente volviendo a llorar por el amargo recuerdo del atentado.
Cada año, cuando se celebra el aniversario del 9/11, él recibe invitaciones para las ceremonias oficiales, pero hasta ahora, nunca ha ido.
"Todos los años, me mandan invitaciones, pero no voy. ¿A qué voy, a llorar otra vez?, quisiera ir, pero lamentablemente no tengo fuerzas. Mira como estoy hablando contigo, de corazón te lo digo, hubiera sido otro periodista y no hubiera hablado nada de esto", expresó el mocano sobreviviente.
El daño físico, lo forzó a solicitar ayuda del gobierno porque tuvo que deshabilitarse como empleado.

OBRA SOCIAL
Pérez Fernández, tratar de escapar del trauma, abriendo un centro de ayuda en el barrio Calá II en la parte alta de Moca, en el que mantiene sillas de ruedas, andadores, bastones y otros instrumentos para minusválidos, los que compra en Nueva York con su propio dinero.
Ya tiene el terreno para construir el local.
"La sillas de ruedas las consigo baratas, pagando entre $50 y $60 dólares, de mi propio bolsillo, cogiendo algo del dinero de la comida de a casa y quitándoles a mis hijos", añadió.
Busca la legalización del centro, que piensa construir en el terreno de 1.700 metros. También consiguió una guagua para 15 pasajeros que usará en el centro.
"En mi casa, hay que cruzar de lado, de tantas sillas de ruedas, bastones y andadores que tengo guardados", concluyó diciendo Pérez Fernández.

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